TODOS LO SABEN

Este año han concedido el Premio Príncipe de Asturias al canadiense Leonard Cohen. Un poeta que canta desde hace mucho, y canta lo que todos sabemos pero que no queremos escuchar. Todos lo que participan en las acampadas en las diferentes plazas de España, los indignados, saben que sólo se habla con los bolsillos pero también creen como Leonard que hay algo más. El sistema está podrido, todos lo sabemos pero muy pocos somos capaces de hacer algo más que comprar desodorantes, todos lo sabemos. Gracias Leonard.

Elena Ortúzar, la segunda esposa de Vicente Blasco Ibáñez

Doña eEena, pintada por Sorolla.


Elena (Chile, 1872-1963) Su bella figura la realzaba con joyas exclusivas de Cartier, visones y chinchillas lucían con naturalidad en la chilena Elena Ortúzar  y hasta en su honor un día volaron cenizas de La voluntad de vivir, la novela escrita ante su desdén y quemada en su honor por el novelista Vicente Blasco Ibáñez, su amante durante años y finalmente marido.

Elena, Chita para sus elitistas familiares y amigos, conoció a Blasco en Madrid, donde había llegado junto a su marido agregado cultural de la embajada chilena, varón de mucha más edad que ella, aunque adornado por la propiedad de una fabulosa mina de cobre en los Andes. Elena había llegado a Madrid cuando la ciudad se preparaba para la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg, en marzo de 1906, integrándose de inmediato en la alta esfera madrileña, bien dispuesta ante la novedad de una extranjera desenvuelta y chic

Elena era rubia, alta, bellos ojos azules realzados con modelos de Cartier y Bousseron, y una exuberancia que hoy resultaría excesiva pero que entonces arrebataba, respondía al prototipo de mujer mundana que brillaba en embajadas, teatros, casinos o estudios de artistas como Sorolla, al que pagó una fortuna de diez mil pesetas de entonces, una fortuna, por retratarla vestida de noche, enjoyada y tocada con una estola de armiño. El lujo era parte de su vida, nació en Santiago de Chile en una familia de ascendencia vasca y varios presidentes de la República.

Así la conoció Blasco hacia 1905, ya convertido en celebridad por novelas como La barraca y Cañas y barro y por sus actividades políticas y periodísticas. Cercano a la cuarentena y padre de cuatro hijos, su matrimonio con María Blasco se resentía de los duros años de embargos, exilio, cárcel y escarceos amorosos del artista.

Una ruptura de los amantes provoca el despecho de Blasco, y describe en La voluntad… a una bella sudamericana casada pero insatisfecha sexualmente, imperiosa y arrogante que lleva a un hombre célebre al suicidio. Una llamada de Chita provoca la reconciliación y la quema de la edición en la Malvarrosa un día antes de publicarse, hecho tan inusual en la literatura como la personalidad del novelista.

Desde entonces, estará con él cuando es agasajado por el sultán turco, da la vuelta al mundo o llega el vértigo de la fama y el dinero a espuertas con Los cuatro jinetes del Apocalipsis, primer best seller mundial y segundo libro más leído tras la Biblia, que convirtió al autor en icono mundial al ser adaptado en Hollywood con celebridades como Greta Garbo o Valentino.

Católica devota, solo al enviudar convivió abiertamente con Blasco en la

legendaria villa Fontana Rosa de Menton (Francia), donde se casaron al enviudar también él en 1925. Chita sobrevivió al escritor treinta y cinco años y murió en Santiago de Chile, donde se conserva su imponente retrato de Sorolla.

La voluntad de vivir fue escrita en dos meses, se publicó en abril de 1907 y

marca una nueva etapa en la vida personal y artística de Blasco Ibáñez, coincidiendo con sus cuarenta años y el encuentro con Elena Ortúzar, Chita. la descubrió Blasco en el estudio de su amigo Sorolla que, como él,

había sido galardonado en diciembre de ese año con la Legión de Honor francesa. Esta condecoración fue un paso más en el reconocimiento internacional del escritor y llenó de orgullo a sus paisanos, que lo celebraron leyendo en voz alta sus novelas en los casinos, vendiendo su retrato a cinco céntimos de peseta y con un multitudinario homenaje en el Teatro Principal, que él agradeció con un telegrama divulgado en El Pueblo.

La relación entre la mujer de la alta sociedad, ferviente católica y adinerada, con el escritor anticlerical y populista debió empezar muy pronto, a juzgar por las fechas de La voluntad de vivir, que narra el amor pasional de una bella sudamericana adúltera, caprichosa y voluble con un sabio español de renombre, ex diputado, al que la dama mortifica hasta arrastrarlo al suicidio. Las coincidencias autobiográficas le parecieron a Chita tan alarmantes como para suplicar a Blasco que parara la edición, y él lo hizo al mejor estilo blasquista:

Quemó la edición entera ante su casa familiar de la Malvarrosa. Aunque se

salvaron algunos ejemplares, el gesto le valió la reconciliación y dejar atrás

los romances sucesivos al margen del matrimonio por una relación exclusiva y estable en tierras francesas a partir de enviudar Chita en 1917, que acabó de facto con el matrimonio de Blasco. El traslado a Francia coincide también con su definitiva proyección internacional.

Chita acompañariá a Blasco en todos los demás viajes reales y literarios que le esperan: París con sus salones, museos y restaurantes; Oriente y la recepción con el sultán turco; la vuelta al Mundo; Nueva York; o su transformación en personaje de la jet set internacional, asiduo del casino

de Montecarlo y vestido con monóculo y frac. El éxito catártico y multimillonario de Los cuatro jinetes del Apocalipsis, su novela contra la Primera Guerra Mundial, le colocó en unas cimas de popularidad internacional no superadas en vida por ningún otro escritor español. Considerada el primer best seller internacional, solo en Estados Unidos alcanzó el millón de ejemplares y su portada fue reproducida en jabones, camisetas, cigarrillos, juguetes…, convirtió a su autor en un hombre inmensamente rico y tal éxito solo lo ensombreció la muerte en 1919, a los veintitrés años, de su hijo Julio César.

Instalado con Chita en la fabulosa Vila Fontana Rosa de la Costa Azul, en

Menton, a partir de 1921, Blasco solo se diferencia de los demás millonarios en que escribe catorce horas diarias. Por lo demás, frecuenta el cercano casino de Montecarlo porque a Chita le encanta jugar a la ruleta y vive rodeado de personajes mundanos, como el aspirante carlista Jaime de Borbón, que se convierte en uno de sus mejores amigos. En Menton lo describe el escritor y periodista Josep Pla, paseando entre el inmenso jardín dedicado a los escritores, la casa y el pabellón separado donde tiene su despacho, como «un hombre absolutamente rodeado de gloria […], era rico, ruidoso, importante, y su nombre volaba de un continente a otro». Pla menciona la presencia del chofer personal y del automóvil «enorme y aparatoso» que les conduce a comer al mítico Gran Casino de la Costa Azul, donde Blasco se movía con familiaridad y «era tratado de acuerdo a la gloria de su obra».

Desde Francia viajó a Valencia su ciudad natal,  para asistir a una semana de homenajes y fue recibido como un auténtico héroe: una lápida con su nombre, un arco triunfal en su honor en la calle San Vicente, un desfile de cabalgatas alegóricas sobre La barraca, una carroza portando el busto gigante y laureado del novelista, sería la última visita a Valencia, y estuvo  acompañado de sus hijos.

Pocos años después, el mismo ayuntamiento retiró todas las placas y signos

públicos referentes al novelista, proscrito por escribir el manifiesto Una nación secuestrada contra la dictadura de Primo de Rivera. La policía registró su casa familiar en Valencia, secuestró sus bienes y se llevó detenido a su hijo Sigfrido.

Amparo Iturbi, pianista valenciana.


Esta magnifica pianista que interpreto las obras de Granados, Albeniz y Falla, era procedente de una familia de pianistas artistas, con cuatro hermanos todos relacionados  con la música por la habilidad del padre para afinar pianos, una actividad extra con la que redondeaba su escueto sueldo de cobrador de gas. Las noticias sobre la muerte de Amparo Iturbi llegaron desde Beverly Hills en 1969, víctima de un tumor cerebral, había nacido en 1895.

Amparo logró igualar la pureza y claridad de sonido que dio fama internacional a los Iturbi, el éxito la acompaño en el París de 1925. Allí es aclamada por la interpretación de Goyescas, por Granados, obra con la que triunfa también en las mejores salas europeas, a la vez que empieza a dar con su hermano  José los legendarios conciertos de piano a cuatro manos y los dúos con que ilusiona al público europeo de entreguerras.

De rasgos morenos, alta, fumadora empedernida, políglota y elegante, se convirtió en la gran dama del piano de su tiempo. Tras casarse con un comerciante y exportador de frutas, del que se separó poco después y tuvo en 1931, tuvo a su única hija. Nunca se divorció formalmente ni se volvió a enamorar, al menos públicamente.

En 1937 llega a Estados Unidos y debuta con extraordinario éxito en el Carnegie Hall de Nueva York. Da clases, conciertos, graba docenas de discos y redobla su popularidad al participar en programas de radio y, finalmente, en cinco famosas películas de la Metro Goldwyn Mayer, tocando a cuatro manos o a dúo con José. Bien sabía Pasternak, el melómano productor de la Metro que les contrató, que el apellido Iturbi era sinónimo de triunfo en aquel Hollywood dorado del musical.

Se Instaló con su hija y nieto en Beverly Hills, conservo siempre su amor a su tierra, cocinaba paella y hablaba valenciano con los suyos. Hoy es muy difícil encontrar sus discos en España, una calle valenciana lleva su nombre, se recuerda su  faceta de pianista universal y su condición de «hermana de José Iturbi»

El Holliwood que acoge en los años cuarenta a Amparo Iturbi era un mundo prvilegiado, porque España habia terminado la cruel guerra civil, y malvivia su población con una durísima posguerra y Europa desafortunada se enfrentaba a una terrible II Guerra Mundial que dejo sesenta millones de muertos.

Estados Unidos había superado la Gran Depresión de Wall Street en 1929, y encontró la necesidad de evasión en el cine que con sus canciones, y alegres colores proporcionaba una catarsis liberadora. La Metro Goldwyn Mayer, que disputaba a la Warner Bros en el dominio del género musical coincidiendo con la sustitución del blanco y negro por el technicolor.

Música y cine habían estado vinculados desde el principio del séptimo arte,

con ocho años José tocaba el piano para las películas mudas de los primeros cinematógrafos valencianos, inicialmente a cambio de helados  y luego cobraba una peseta por sesión.

La música, el lujo, el color  y ritmo de los musicales les haría triunfar de

Inmediato y  seria una fórmula necesaria de calmar las dificultades de las gentes. Hollywood, supo salir con prontitud del crac económico, y la inteligencia de captar a cientos de expertos talentos europeos llegados a Estados Unidos huyendo de la brutalidad de Hitler en la Guerra Mundial.

Entre aquellos que llegaron fue el productor húngaro Joe Pasternak, que tras pasar por otros estudios fue fichado por la Metro en 1941. Este hombre culto y melómano, apostó por democratizar la música clásica adaptándola a ritmos populares, incluyendo en sus películas temas de Chopin, Falla, Debussy o Rachmaninoff.

Aunque los musicólogos criticaron estas adaptaciones, hoy todos aceptan los deliciosos momentos en que Judy Garland cantanba swing sobre El barbero de Sevilla y el boogi-woogie de Iturbi al piano en Miles de aplausos.  Establecía mezclas entre la música culta y la popular, en duelos musicales con  diferentes estilos, como el que protagonizaron los valencianos Iturbi con el catalán Xavier Cugat.

Los dos españoles usarían su enorme popularidad para entretener y levantar

la moral de los soldados aliados, bien a través de programas de radio, el otro gran medio de comunicación de masas de los cuarenta, o participando con actuaciones, conciertos o charlas en alguno de los tres mil clubs de la United Service Organization, la USO, igual que hicieron durante toda la guerra otras grandes estrellas como Marlene Dietrich, los hermanos Marx, Doris Day, Andrés Segovia o Amparo Iturbi, que incluso se desplazó al Norte de África. Entre las colaboraciones de Pasternak, los Iturbi y Cugat, la película Festival en México tiene hoy un valor documental añadido. Rodada en 1946, aparecen José y Amparo haciendo de ellos mismos y tocando a cuatro manos en una escena familiar a la que se suman Tonia y Teresa Hero, huérfanas de la malograda hija del pianista, pidiendo a su abuelo que toque algo para ellas.


UNA DE LAS ESPOSAS EJECUTADAS DE ENRIQUE VIII-CATALINA HOWARD-.

Catalina Howard (1522-1542): Ocupó el trono real de Inglaterra como quinta esposa de Enrique VIII. Era prima de primer grado de la reina ejecutada Ana Bolena. Su casamiento con el rey se debió quizás a una imposición familiar. Ello se deduce por dos posibles razones: por un lado, se estima que estaba enamorada de otro hombre, el joven y apuesto Culpeper, de quien se murmuraba que era su amante. De otra parte tenia resentimiento a un rey que había decapitado a su prima. En la corte las damas manifestaban abiertamente que la que se casara con el rey tendría dos cabezas: “una para conservarse viva y la otra para ser decapitada por él rey.  Enrique era un rey avejentado, obeso, enfermo, y aficionado a la bebida,  no le resultaba atractivo a Catalina, que era cinco años menor que la hija de su futuro esposo. El rey Enrique manifestaba estar enamoradísimo de la joven y bella pelirroja, a la que llamaba “su rosa sin espinas” y por esto la boda y la coronación de la nueva reina se efectuaron casi inmediatamente de la anulación de su anterior matrimonio.

El clan Howard, a muy ambicioso, la propia Catalina era más dada a las intrigas amorosas que utilizaba con proyectos de ambición política. Catalina Howard no supo obtener apoyos dentro de la Corte, ni la simpatía de su hijastra, María, hasta el punto de expresar que “Lady María no la trataba con la debida reverencia, pareciendo olvidar que ella era sólo una bastarda real”. La madrastra retribuyó la malquerencia, logrando que el rey hiciera despedir a tres de las damas de honor de la princesa María y le redujera el dinero que le era otorgado para sus gastos. La princesa decidió entonces que le era más provechoso acordar con la nueva reina y, al hacerlo, le fueron devueltas sus damas de honor y su renta.

Al poco tiempo a través de las intrigas cortesanas Catalina fue acusada de adúltera. Se dijo que Catalina era promiscua, que lo había sido antes de su matrimonio y lo siguió siendo durante éste, que seguía viéndose con su antiguo amante Culpeper y con otros, y que el único que lo ignoraba era el rey. Como elementos probatorios de la infidelidad y el comportamiento licencioso de Catalina, se ofrecieron al rey una serie de cartas “apasionadas” escritas por la reina a uno de sus amantes. La reina apenas sabía escribir su nombre, lo que demuestra la falsedad de estas supuestas pruebas. Es decir, que ni al mismo rey pudieron haber engañado. Pero éste las admitió, quizá para reforzar su orden de encarcelamiento de su esposa y su posterior condena, acusada de falta de castidad antes de su matrimonio y adulterio durante éste. Cuando por orden del rey, fue encerrada en la torre del castillo de Hampton Cauri, a orillas del Támesis.  No hubo clemencia para ella y posteriormente la condujeron en un bote por el Támesis para trasladarla a la Torre de Londres, para ser allí decapitada cuando contaba apenas veinte años. En la actualidad se dice que el fantasma de Catalina Howard deambula por la galería que conduce a la capilla del magnífico palacio de Hampton Court y que en el aniversario de su captura pueden escucharse sus estridentes gritos.

Catalina, fue la segunda de las 5 hijas de Lord Edmund Howa y Joyce Cultpepper. El padre de Catalina tenía problemas económicos. Su sobrina Ana entonces reina, le consiguió un empleo en el gobierno, trabajando para el rey en Calais. En ese momento, la joven Catalina fue enviada a vivir con su abuela, Elizabeth que regentaba una casa de huéspedes y recibía a numerosos visitantes; a los 12 años, inicio un romance con su profesor de música, Henry Mannox. El romance terminó cuando Catalina se enamoró de un joven secretario, Francis Dereham. Se convirtieron en amantes, asunto que pasó a ser del conocimiento de los huéspedes de la mansión.

A finales de q539, Catalina consiguió el empleo de dama de compañía de la nueva esposa de Enrique VIII, la reina Ana de Cleves. Al ser una adolescente atractiva, Catalina captó la atención del rey Enrique que anuló su matrimonio con Ana, y se casó con Catalina -que había sido su amante durante meses.  Enrique, llenó a su joven esposa de joyas y otros regalos extremadamente caros. El rey desconocía el pasado de Catalina a la que consideraba una reina joven y virtuosa.

A pesar de todas estas riquezas, Catalina encontró que su matrimonio no le satisfacía. Le desagradaba el cuerpo de su esposo y buscaba entretenimientos amorosos en cualquier parte. Inició un romance con uno de los cortesanos favoritos del rey, Thomas Culpeper, antiguos huéspedes de la casa de su abuela contactaron con Catalina para pedirles favores a cambio de su silencio. Sus antiguos amantes Henry Mannox y Francis Dereham estaban entre ellos.

Aumentaron los rumores sobre la conducta de la reina. Uno de los antiguos compañeros de Catalina reveló las relaciones que la reina había mantenido. En un principio, el rey no quiso creerlo hasta que las evidencias fueron demasiado claras para negar el hecho. Catalina fue puesta bajo vigilancia en sus aposentos, acompañada tan sólo de una de sus damas de compañía. Fue interrogada por los consejeros del rey en numerosas ocasiones.

Fue acusada de adulterio que, en el caso de la reina, significaba traición y condenada fue llevada a la Torre de Londres en  1542. La noche anterior a su ejecución, Catalina pasó horas practicando como colocar su cabeza sobre el cadalso. Fue ejecutada y llegó al cadalso con dignidad, aunque se la veía pálida y aterrorizada. Antes de morir, pidió perdón y rezó por la salvación de su alma. Su muerte fue rápida. Catalina fue enterrada en la capilla de San Pedro-ad-Vincula.

Comentario:

Está historia que incluye ambiciones y deseos sexuales exacerbados, fue una historia que fue divulgada mediante las publicaciones de caña y cordel que recorría España, con los ciegos cantores.

Fuente: Vida y Pasión de Grandes Mujeres – Las Reinas – Elsa Felder

Alfonso X, El Sabio. Rey que estudiaba el universo

Cantigas de Alfonso X, el Sabio

La Edad Media, fue un tiempo en que Europa vivía sometida en las guerras de territorios por señores feudales, la ignorancia y creencias extrañas y supersticiones dominaban la cultura de las gentes y la ciencia estaba escasamente desarrollada.

Alfonso X fue Rey de Castilla y de León (1221 – 1284). Vivió esta época, y los actos de guerra ocasionaban la pobreza del los siervos, pues mantener soldados,  exigía dinero y hombres lo que creaban dificultades financieras, que obligaron a reducir la ley de la moneda y a crear nuevos impuestos. En aquellas desafortunadas situaciones que soliviantaban los ánimos de las gentes, el rey Alfonso fue calificado son en sobrenombre de “El Sabio”, pues desarrollo los conocimientos científicos, el arte, la literatura y la música, supo unir las tres grandes culturas que ocupaban sus territorios: cristianos, árabes y judíos, los pueblos que poblaban su reino.

La educación de Alfonso X, fue esmerada; la madre del monarca era una mujer erudita que influyo en desarrollar en el rey la necesidad de saber y un gran respeto a la cultura porque su madre,  El príncipe Alfonso, además de escribía cantigas en en galaico-portugués  famosas son las de Santa Maria y algunos himnos de loor a la Virgen, auspició un libro de cuentos ejemplares en castellano: el Calila y Dimna.  Escribió sobre las propiedades minerales, y el Libro de los juegos sobre ajedrez, dados y tablas, deportes de la nobleza en aquel tiempo. La intervención del rey fue a veces directa y a veces indirecta, pero indudablemente fue el arquitecto de estas obras:

Este rey divulgo los legados y conocimientos que recibieron de anteriores generaciones, su gran pasión era la historia, astronomía y cosmología en una época en la que nuestro país fue pionero en todos los campos de la investigación. Desarrollo los estudios jurídicos  mediante un equipo de juristas que elaboraron código legal ampliado, Siete Partidas redactadas entre 1256 y 1265. Las reformas legislativas del rey produjeron el rechazo de elementos ciudadanos y nobiliarios, cuyos privilegios se veían amenazados por la creciente intervención del Estado en las legislaciones privativas. Este rechazo fue una de las causas de la gran rebelión nobiliaria de 1272. . El rey patrocinó, supervisó y a menudo participó con su propia escritura y en colaboración con un conjunto de intelectuales conocido como Escuela de Traductores de Toledo, el mismo intervino con sus escritos,  en la composición de una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa en castellano.

En 1935, el mundo de los astrónomos le reconocen como astrónomo precursor y  nombraron en su honor un cráter lunar “Alphonsus”

Comentario

Los nobles y reyes, dedicaban su tiempo a luchar,  cabalgar y la mas completa actividad física, muchos sabían poco leer y escribir. Por ello es de gran mérito el de este rey, pues aún sabiendo que su destino era la guerra, destino su tiempo al conocimiento de las ciencias.