Pachacútec era hijo del Inca Wiracocha y de la Coya Mama Runtu, al que llamaron Cusi Yupanqui. Desde muy joven mostró aptitudes para el gobierno y en el mando militar, en el orden sucesorio fue relegado en beneficio de Urco, un príncipe sin méritos suficientes.
Los chancas invadieron el Cusco en 1438, los atacantes llegaban liderados por Astoy Huaraca y Tumay Huaraca, tenían fama de invencibles y contaban con el apoyo de los ayarmacas. El Inca Viracocha y Urco, su nombrado heredero ante este peligro en lugar de enfrentarse con sus tropas huyeron vergonzosamente.
Fue entonces Cusi Yupanqui asumió el liderazgo para la defensa de la ciudad y organizó la resistencia apoyado por los generales Vicaquirao y Apo Maita, los cusqueños apoyados por los canas lograron contenerlos con sangrientos choques en la mismas puertas de la ciudad. Entusiasmados por el arrojo de Cusi Yupanqui miles de hombres y mujeres regresaron para combatir e hicieron retroceder a los invasores. La batalla final se dio cerca al río Apurímac, en la llanura de Ichupampa. Los Incas vencieron categóricamente cuando Cusi Yupanqui logró decapitar al rey Astoy Huaraca. Miles de chancas y cusqueños murieron en aquel campo que fue llamado desde entonces Yahuarpampa («llanura de sangre»).
Cusi Yupanqui, después de invadir el país de los chancas, regresó al Cusco con muchos prisioneros, un rico botín y lleno de gloria. Fue aclamado y encumbrado como nuevo Sapa Inca con el nombre de Pachacútec, el «Transformador de la Tierra». Su hermano Urco aquel que huyo de forma cobarde, se sublevó reclamando el poder pero fue derrotado por Pachacútec en la Batalla de Paca (río Tambo) y arrojado a un barranco. El viejo Wiracocha, resignado, pidió perdón al vencedor y lo reconoció como el nuevo soberano.
Pachacútec fue el fundador del Imperio de los Incas. Después de someter a los chancas, inicio campañas en los reinos y señoríos vecinos, para conquistar las tierras fértiles que cultivaban y también a sus pobladores capaces de aportar fuerza de trabajo para los cusqueños. Emprendió la tarea de someter a los ayarmacas; lo consiguió tras vencer y capturar a su rey Tocay Capac. También derrotó a los tambos de Urubamba avanzando hacia las tierras de Piccho, donde mandó construir algunas defensas y refugios para casos de emergencia. Obedeciendo su vocación expansionista anexó a los Soras y Lucanas de Ayacucho y envió a su hermano Cápac Yupanqui a la conquista de los Chincha, Huarco, Ishma, Yauyos, Huancas, Taramas, Pumpus, Conchucos y Cuismancus. Mientras tanto él sometió a los grupos del Lago Titicaca para luego dirigirse a Condesuyos donde conquistó todos lo señoríos de Arequipa. Envió a su hijo Amaru Yupanqui y más tarde a Túpac Yupanqui a los reinos Yarowilca y Chimú.
Todas estas campañas fueron duras pero victoriosas para los incas que se convirtieron en los nuevos amos del mundo andino.
Pachacútec también tuvo una gran labor administrativa. El nuevo papel de los incas en el espacio andino generó nuevas necesidades y tareas que fueron afrontadas con eficacia. El Sapa Inca emprendió la reconstrucción del Cusco. Engrandeció este lugar empleando miles de mitayos (trabajadores por turnos) provenientes de las naciones sometidas, principalmente aymaras. Puso especial interés en la construcción del majestuoso Coricancha, templo dios Sol, donde antes estaba el viejo Inticancha. Para el dios Wiracocha edificó el Quishuarcancha, y para el dios Illapa, Sacsayhuamán. También mandó construir el acllahuasi (casa de las escogidas), el poquencancha (museo histórico) y el Sancayhuasi (prisión) y fuera del Cusco ordenó la construcción de llaqtas (centros administrativos) al servicio del Imperio, como Ollantaytambo, Machupicchu, Vilcashuamán, Huaytará, Tambo Colorado y Huánucopampa.
Se le atribuye la implantación del sistema de mitmak o mitimaes (pueblos trasladados) con fines de colonización de las zonas conquistadas. Estableció la confiscación de tierras “para el sol” y “para el inca”, mandó construir canales de regadío, andenes (terrazas agrícolas) y colcas (depósitos o despensas estatales) en todas las regiones del imperio. Conectó todas las ciudades construyendo o ampliando el Capac Ñan ( red vial) y en sus tramos se edificaron tambos (aposentos) donde descansaban y se aprovisionaban los funcionarios o servidores imperiales. El servicio de chasquis (mensajeros) y el entrenamiento de quipucamayoc (contadores) contribuyeron a acelerar las comunicaciones y guardarlas las estadísticas con fines estatales. Asimismo, dividió el Imperio en cuatrosuyos (regiones), y a estos en huamanis (provincias). Estableció una red de funcionarios leales al Sapa Inca: Suyuyuc Apu, para las regiones; Apunchic, para las provincias; Tucuy Ricoc, para supervigilar la labor de los curacas en sus ayllus o comunidades. Priorizó el culto al Sol y ordenó la edificación de muchos templos en su honor, asimismo aseguró tierras y mitayos (trabajadores por turnos) para el sostén de los tarpuntaes y vilcas (sacerdotes). Complementó su labor integradora al establecer el uso del Quechua o Runa Simi como lengua oficial del Tahuantinsuyo.
Estando viejo Pachacutec nombró como Hatun Auqui (príncipe sucesor) a Amaru Yupanqui, decisión que revocó para designar definitivamente a Túpac Yupanqui, por haber mostrado mejores dotes de conquistador y líder.
Este gobernante, que hizo honor a su nombre al renovar el mundo andino, murió en 1471. Su mallqui (momia) fue cuidada y venerada por su poderosa Panaca llamada: Hatun Ayllu.
Fuente: Arturo Gómez Alarcón, profesor de Historia (Perú)