En nuestra civilización los niños aprendimos la escritura como lenguaje de comunicación. Utilizamos una pequeña pizarra y cuadernos, hoy lo hacemos con ordenadores, y lo escrito lo guardamos, imprimimos o publicamos en blogs o libros.
La piedra, sirvió de comunicación de forma regular desde que se inventó la escritura, fue la Biblia quien difundió con su historia, la escritura sagrada en piedra difundida por judíos y cristianos, y referencia del islamismo, cuando se cita a Moisés que en el Monte Sinaí, recibió de Dios escritos en dos tablas de piedra los diez mandamientos. De forma evidente era un sistema lento, costoso y difícil de tallar y de gran fragilidad, recordemos que Moisés las dejo caer al suelo y se le rompieron.
El barro cocido, fue la principal y clásica materia de escritura de las civilizaciones caldea y asiria también se extendió por la mayoría de las culturas y que se trasladó a los trabajos de cerámica como azulejos, jarrones y platos. O la escritura en muros de los egipcios, este pueblo también escribía en los lienzos y realizaban inscripciones sobre las momias.
En la época romana se escribía a nivel de los organismos de la Administración del imperio, sobre láminas metálicas de plomo y de bronce. Sistema lento, aunque de gran seguridad porque lo escrito permanecía indeleble, más no era fácil ni rápido el cincelar especialmente sobre el bronce por su dureza.
Varios pueblos de la antigüedad aprovecharon de los árboles el utilizaban las hojas y cortezas, a falta de otros elementos manuales. En el pueblo griego y en los países que incluya el imperio romano fueron utilizadas tablillas de madera encerada o blanqueada y continuaron usándose durante toda la Edad Media.
Las «tablillas enceradas», estaban formadas por tablillas rectangulares de madera o enmarcadas con un pequeño realce, en la parte central que estaba hundida se esparcía la cera y sobre ella se escribía con un instrumento puntiagudo, el stilus, en la parte opuesta a la punta tenia un rascador, de forma que se pudiese borrar fácilmente la escritura rascando la cera.
Se utilizaban para ejercicios escolares, para cuentas, para comunicaciones epistolares y para borradores de los poetas. Se unían con cuerdas formando una especie de libro, según él numero se obtenía un díptico, un tríptico, o un políptico. las tablillas recibían también el nombre de pugillares, porque se sostenían con el puño izquierdo para escribir con la mano derecha. Se escribía mediante un punzón de madera, marfil, hueso o metal, llamado stilus o, con el nombre griego, graphium.
En la Edad Media se utilizaron para usos litúrgicos como tapas de evangelios y misales de gran lujo con tablillas de marfil, que se cubrian con barniz blanco o enceradas.
El grupo más importante descubierto lo componen las tablillas descubiertas el año 1875 en Pompeya, en la casa del banquero L. Cecilio Giocondo que era administrador del municipio, son 127 y comprenden desde el año 15 al 62 d. de C.; estas contienen los recibos de la administración municipal, de la cual Giocondo era el arrendador.
Un gran salto fue el papel, más antes se utilizo el papiro y el pergamino, de lo cual nos ocuparemos en próximos capítulos.