Ando estos días muy ocupado con la revista (UNIVERSIEDAD), la maquetación es muy laboriosa cuando se empieza de cero, pero sigo leyendo a mi amigo John.
Hoy que el sol brilla primaveral a orillas de este Mediterráneo, que no nos merecemos, me acerco a su diario y encuentro esta entrada que es toda una llamada al optimismo, al progreso del que tanto nos habló ayer Amparo en Estética. Es curioso que esa fe en el progreso moral del ser humano proviene casi siempre de los que adoptan posturas más cercanas al mundo real. Es como si la utopia en un mundo mejor suplantase la creencia en el más allá.
14 de abril de 1854
La desgracia de haber nacido y de estar condenado a morir casi en la infancia del progreso humano moral, intelectual e incluso físico, sólo puede aminorarse estando en comunión con aquellos que ya son todo lo que los seres humanos bien constituidos serán algún día, y teniendo conciencia de estar haciendo algo no totalmente privado de valor, en pro del lento pero gradualmente acelerado progreso hacia esa última consumación.