¡ No volem un lladre de President!

Ese grito puede ser el principio del fin de un político en cualquier país democrático que no quiere un ladrón de máximo gobernante; pero aquí en la española Valencia… nadie lo sabe.

Pero a pesar de muchas dudas, allí estuvimos en la manifestación contra la corrupción de muchos políticos del Partido Popular de España y nos alegró mucho encontrar  a compañeros de lucha de años atrás, pero lo que más nos alegró era ver a muchos jóvenes. Los miles de personas (14.000/ 60.000) que llenamos las calles hasta el Palacio de Justicia quizás nos sentimos más y pensamos que podremos influir a la hora de depositar el voto, que es el momento culminante de la democracia.

Acudir al Palacio de Justicia, a donde irán muchos de los presuntos corruptos para sentarse en el banquillo de los acusados, era un modo de expresar que todavía confiamos en la Justicia y que aún estamos lejos de la Italia de Berlusconi pero también de la seria Alemania donde la dimisión del político manchado es un acto de respeto para la sociedad civil a la que te debes.