
El príncipe de Baviera Luis I en una visita a Roma organizó un pequeño almuerzo en una posada. Al príncipe bávaro le acompañan un grupo de artistas alemanes. Para recuerdo, el pintor Franz Ludwig Catel recibió el encargo de plasmar el encuentro en un lienzo. El resultado es una pintura realista, sin grandezas ni exaltaciones hacia el poder que podemos contemplar en la Neue Pinacoteke de Munich . La escena a ras del suelo muestra la alegría contenida en las botellas de vino español, según vemos en la pared de la posada, que va desparramándose por los comensales. Estamos en 1824 y Luis I, amante del clasicismo y del arte medieval, impulsó el trabajo de los artistas que» reflejaran todos los aspectos de la existencia» según sus propias palabras en la ceremonia de inauguración de la Pinacoteca de Munich.